viernes, 19 de agosto de 2011

balbuceando

todavía me acuerdo de cuando sentarme a escribir era lo más sencillo del mundo, cuando mi mano garabateaba palabras y frases, a veces hasta terminaba rimando y haciendo sonar todo muy bonito... era tan sencillo como lo es para un pianista tocar el piano...
hoy
ya no tengo letras en mis manos
y sospecho que es porque no me quedan cosas en la cabeza...me he quedado colgada en una nebulosa de frio y humedad, entre cuadernos, libros y horarios nuevos... queriendo encontrar razones y convenciéndome de que todo puede cambiar...incluso lo que no está en mis manos.
Ya no distingo entre miedo y cobardía...
ni siquiera puedo distinguir mis sueños (y pesadillas) de la realidad... y en medio de tanta ausencia y confusión, me he sentado en una banca vieja a ver si logro desenredar mi cabeza y quien sabe,
hasta mi corazón.