martes, 6 de enero de 2009

No hay quien entienda.

No entiendo cuando alguien dice que pierdo el tiempo. A mi nadie me entregó un paquetito explicándome que se llamaba tiempo y que no podía perderlo; por lo que concluyo que si nunca lo tuve... nunca lo perdí. Tiempo no es nada (nada) mío. Es más bien, un ser de nadie o un ser de todos, le pertenece al aire...como los suspiros anónimos de quien está enamorado; y eso de que no hay tiempo para nada, o de que sobra el tiempo es una de las mejores falacias del ser humano, porque nadie sabe qué o quién es él.
Pero aún así, Tiempo divaga en mi mente cual sombra en un día de verano... me asusta en mis memorias a blanco y negro...cuando empieza a programar alarmas que no se detienen para recordarme que tengo que despedirme de alguien, que ya es hora de dejar algo. Es entonces cuando me doy cuenta, que si bien no nos conocemos formalmente...él sabe quien soy y donde estoy, sabe que me hieren las despedidas y que casi nunca entiendo los cambios. Me tiene en un vaiven de emociones que con la espera se vuelven confusos, descoloridos...peligrosos.
Yo no se quién es, y no se porque existe.
pero le temo.
y si Tiempo fuera un asesino en serie.
mi cadáver sería el primero en ser
encontrado.
tiempo al Tiempo.
¿no?

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